miércoles, 27 de abril de 2011

Dicen que el Barcelona es una moda


Los que leen lo que escribo -tanto en twitter como en mi blog- conocen cual es el equipo al que sigo y por el que tengo una gran admiración. El Barcelona. Pero también saben que soy objetivo y que valoro más el fútbol que el equipo. Si no lo hiciera me estaría perdiendo una parte bonita de la vida, esa parte de sentir, del nerviosismo cuando ves a los jugadores entrar a la cancha, de gritar un gol o entristecerte cuando lo hacen en contra, putear al árbitro en una mala decisión, etc.

Por todo esto es que entiendo a los entrenadores cuando en pleno partido discuten, insultan, etc. Es parte del juego. Lo que no comparto es la provocación fuera del campo, particularmente en la sala de prensa. Mourinho se equivocó y la pagó caro. Inició el partido con un once algo extraño y que recordaba al partido de semifinal de Champions entre el Inter de Milán y el Barcelona (cuando aún entrenaba al equipo italiano) en el cual se cerró atrás y protegió el resultado conseguido en territorio milanés. El luso parece que olvidó que perdió ese partido 1-0, pero que de igual manera le valió la clasificación a la final contra el Bayern. El encuentro de hoy fue similar, con la diferencia que era el partido de ida, en casa y que cada gol que le encajaran valía por dos, ¿recuerdan?.

Lo cierto es que el equipo de Pep, arrolló a los de la capital con dos goles de Leo Messi. El argentino convirtió luego de un centro del recién ingresado Ibrahim Afellay y el segundo llegó por un pase de Xavi (quien hizo un partido de perfecto) y luego una jugada personal para batir a Casillas con un toque sutil con la pierna inhábil y arrastrando a cuatro defensores. Resultado, cachetada a Mourinho. Sonrisa y alivio para Guardiola.

No podemos aminorar a los jugadores de la capital. Esa plantilla que con tan solo leer los nombres intimida. Jugarodes de la talla de Cristiano Ronaldo, Casillas, Sergio Ramos, Pepe, Marcelo, Kaká, Benzemá, Adebayor, Xabi Alonso, Higuaín, Adebayor, Di María (solo por mencionar algunos) le dan al desafío un toque extra de adrenalina, sin mencionar la velocidad que imprimen en cada pelota. Pero si el Barcelona toca tanto y siempre tiene la pelota no debes cerrarte atrás esperando la contra, hay que salir a por todas a intentar marcar antes de que lo hagan ellos. Mientras los culés tengan posesión casi total de la pelota te dejan un porcentaje minúsculo de oportunidades para la contra. Matemática elemental. ¿O estoy equivocado?

La prensa “lechera” -como la llamó el técnico culé- se jactaba de la copa diciendo que era el fin del ciclo Blaugrana, (como si hubiesen olvidado la ventaja de ocho puntos que les llevan en liga), A lo que el míster respondió: “El fin de un ciclo lo marcan las ligas, no las copas”. Segunda cachetada para el portugués. ¿Se cerró el ciclo? O ¿sigue vigente?

Esto nos lleva a una ramificación del tema y es la causa del nombre de este texto: “Dicen que el Barcelona es una moda”. El Madrid tuvo sus años dorados, o mejor dicho, su siglo dorado. Lleno de historia, de respeto y por sobre todas las cosas… De campeonatos. 31 ligas, 18 copas del Rey, 9 Champions y pare de contar. Sin duda es un palmarés envidiable y superior al de su clásico rival. Gracias a esta infinidad de títulos conseguidos y excelente fútbol, el Madrid fue llenándose de seguidores a lo largo y ancho del planeta, por nada lo llamaban el mejor club del mundo. Es lógico que la gente se sienta atraída por un club ganador, es la naturaleza del ser humano, sobre todo los niños. El amor por un club se va sintiendo a edades tempranas, y es una de las pocas cosas que no se pueden cambiar por el resto de tu vida (como dice la película “Podes cambiar de novia, de ropa, de coche, de cara, de actitud, de lo que sea… Pero nunca vas a poder cambiar la pasión, y eso es un club. UNA PASIÓN). Para no alargar mas el tema, es obvio que el Barcelona cada vez tenga más y más seguidores. Que hoy en día hay más niños catalanes que madridistas. Hoy demostró el por qué. Es un equipo ganador y con una actitud impecable dentro y fuera del campo. Con un entrenador admirable y unos jugadores que desbordan un sentimiento de compañerismo y de disfrute por el juego. Porque al final, es un juego.

Al otro lado de la calle se encuentra el Madrid, con un estratega polémico, manipulador inato de los medios de comunicación y un maestro en el arte de hablar. Tiene un poder de convencimiento como pocos y hace que todos a su alrededor le sigan y se transformen ciegamente – Si no me creen pregúntenle a Florentino Pérez-.

Al final las palabras de Mou sirvieron más para el Barcelona que para el Madrid. Los visitantes salieron inspirados en el segundo tiempo y con un hambre de ganar a pesar de las bajas y los problemas de tener una plantilla corta. Me encantaría saber cuáles fueron las palabras de Guardiola antes de saltar al campo, es un motivador de primera clase y un señor en todos los aspectos. El respeto y cariño que le demuestran sus jugadores dan fe de ello.

Nunca en los setenta y dos (72) partidos de ida de Champions en la historia se ha remontado un resultado de 0-2, pero esto no se ha terminado, quedan noventa minutos por jugar en territorio de los actuales punteros del campeonato nacional y con Mourinho en el banquillo, cualquier cosa puede pasar. Sin embargo me parece que poco puede hacer sin Ramos ni Pepe (ambos titulares indiscutibles de su proyecto).

La ira que se veía hoy en los ojos del técnico luso nunca la había visto, el Madrid partirá la próxima semana en su expedición a Barcelona sin Ramos, sin Pepe y sin su míster. Parece imposible una remontada y el técnico lo dijo abiertamente que “si deportivamente parece difícil remontar, ahora parece imposible”, haciendo alusión al partido de vuelta de la semifinal de Champions.

Tal parece que la clasificación está cerrada. Si los resultados se mantienen se repetirá la final del 2009 entre el Barcelona y el Manchester United, quien lleva el pulso ganado tras vencer ayer 2-0 al Shalke 04 de Raúl.


Escrito por: Alvaro Lara Márquez

Buenos Aires, Argentina